lunes, 25 de julio de 2011

Triunfo tras triunfo.




6:00am.-7:00am. Levantado de la cama, café, ejercicios, quehaceres matutinos del hogar y, a ensayar. Luego del ensayo, a la casa, comida (muchas veces no mucha) después, dar clases (Batería, por supuesto) terminado esto, o más ensayo con otras agrupaciones o presentación. Este fue, básicamente por varias semanas, mi diario vivir.
Conciertos con: Vicente Cifuentes, Marel Alemany, Pavel Nuñez y Janio Lora, me mantuvieron bien ocupado en todos estos días. Este tren de presentaciones te ayuda a no pensar en ti, al menos no por mucho tiempo. No es desagradable sentirte ocupado y parte de uno o varios engranajes, por el contrario, hace que te sientas importante, pero genera un distanciamiento con tu interior que para mí siempre resulta desconcertante. Para mi es primordial sentirme de cerca, tenerme, hablarme, compartirme y fundirme con mis pensamientos. Es la manera que más conozco de conocerme aun más.
Existe un aspecto peligroso dentro de todo esto, y es el desconocimiento del manejo de la energía. Si esto no se tiene en cuenta, se corre peligro de QUEMARSE en pleno escenario, o mejor dicho: que se te acabe el combustible en medio del camino. El sábado fue el lanzamiento de la nueva producción de Janio Lora y por tal motivo, teníamos dos funciones; una para la prensa; otra para el público en general. La de la prensa estaba pautada para las 5:00pm y la otra para las 9:00pm. Habiendo venido de varios días de presentaciones y ensayos continuos, en especial el día anterior (concierto a casa llena de Pavel en Casa de Teatro), tenía el temor de quedarme sin combustible para las presentaciones del sábado y por un momento creí que mi peor pesadilla se haría realidad, puesto que al finalizar la función para la prensa, mi cuerpo empezó a enviar señales de agotamiento. ¡Terror supremo!

El pánico es el peor de los enemigos. Impide que la lógica se encargue de todo. Me di cuenta de ello cuando una persona muy querida se dirigió a mí con preocupación para averiguar qué me sucedía. En seguida, los dispositivos del pánico se detonaron, pero al mismo tiempo, los de la experiencia salieron a mi rescate, enviando una señal clara de lo que debía hacer. Sucede que el miedo agota, entonces lo que había que hacer era: CALMARSE y ahorrar energía, acumulándola para luego multiplicarla. Y así lo hice. Me quedé quieto por un tiempo, recostado en un mueble, relajado, en el regazo de Hecky (mi adoradísimo hijo) y mientras él dibujaba en su video juego, me dejé llevar, pero sin llegar al sueño. Al cabo de un tiempo, la inyección de poder llegó… ¡y de qué manera!
Todo fue subida a partir de ese momento. Tuvimos el concierto más significativo de los últimos tiempos y terminé aun más energético de lo que necesitaba. Fue un triunfo triple para mí. Primero porque estaba mi hijo viéndome tocar por primera vez (en mucho tiempo). Segundo, la tocada fue más que excelente (en todos los sentidos) y tercero: un triunfo personal ante una situación peligrosa frente al temor y el ánimo.
Me preparo para otra gran semana de actividades luego de mi cumpleaños (10 de Agosto) en la que tendré que tocar corrido 11, 12, 13, 14 y recorrer grandes distancias en autobús; pero antes, esta semana es de ensayos, preparativos y audiciones. ¡Disfruto tanto de esto! Que hasta temo de decirlo para no caer en la inmodestia, pero en realidad y sin ánimo de hechavainismo… ¡Me fascina!

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