martes, 7 de junio de 2011

Shhhhhhhhhhh!!!!!



Me gustaría que alguien me pudiera explicar que C*#% hace que la gente vaya a un concierto solo para, única y exclusivamente, conversar todo el tiempo. No lo entiendo y jamás lo entenderé. La educación de nuestra gente se ausenta cada vez mas. Ya no es una cuestión de la edad, aunque cabe recalcar que el porcentaje de maleducados es mayor en los “JOVENES”, pero no es menos cierto que en los adultos contemporáneos también reina la pasión por el irrespeto perpetuo.
Cuando se visita un lugar en donde se está haciendo algún tipo de presentación artística, lo natural es ESCUCHAR y guardar el mayor silencio posible para poder lograr la compenetración y/o disfrute de la misma. Si por el contrario, no les interesa lo que allí ocurre, lo correcto sería elegir entre:
1- Abandonar el lugar.
2- No ir al lugar.
3- Respetar a los que fueron a disfrutar del show. ¿Como?, pues ¡Callándose la bocota!

La divina creencia de sentirse con el derecho absoluto de hacer lo que les da la gana por el simple hecho de que se pagó por una entrada al lugar o porque la frase famosa de que “Este país es libre” sustenta el escaso criterio de estas mentes obtusas, claramente devela el absurdo mas solicitado de los habitantes de nuestro país, demostrando una vez mas que dicha actitud es otro de los grandes “Canceres” del subdesarrollo.
Es frustrante permanecer en un escenario cuya audiencia no muestra interés ni respeto por lo que se está haciendo y que mucho menos parece comprender, o al menos le importa muy poco, lo que con su actitud está dejando ver: Su diminuta consideración y “Enorme” mala educación. Todas las horas de ensayo, horas de práctica, creación de piezas y arreglos musicales, son desconsideradamente pisoteadas por un grupo de “MIERDAS” cuya actitud me impide describirlos de otra manera. Van tres veces, en menos de dos meses, que hemos sido víctimas de esta conducta repudiable. Lo peor de todo es que han sido, coincidencialmente, en el mismo lugar (cuyo nombre me reservo, no porque no me atreva o porque no lo merezcan, sino por considerarlo innecesario)y que bien espero no tener que presentarme allí frecuentemente, al menos no con ese “público”.
No guardo esperanzas de que cambie la manera de pensar de estos “genios”, pero me encantaría no tenerlos de frente en un escenario. Prefiero tocar para una sala completamente vacía que para “Dos” tarados que no saben reconocer ni elegir el lugar o circunstancia para tener una conversación.

No hay comentarios: